Hace poco, quisimos hacer el ejercicio de analizar los 7 años que llevamos emprendiendo en el sector gastronómico para identificar las acciones y actitudes que hicieron del camino más arduo y que amenazaron nuestros proyectos. Una de ellas se llama “la falta de paciencia” y representa probablemente una de las amenazas más importantes que tiene tu negocio. En este mundo de los negocios es normal querer acelerar nuestro crecimiento y alcanzar nuestras metas lo más rápidamente posible. De hecho, al definir una visión y una proyección entramos en una cierta carrera contra el tiempo con la intención de gozar del futuro éxito de nuestro negocio.
Pero un elemento que tenemos tendencia a olvidar es el tiempo que un negocio necesita para ejecutar, aprender, madurar y mejorar. Y al no contemplar este elemento, podemos fácilmente caer en una corre y corre interminable que finalmente desacelera nuestro proyecto. Por ejemplo, es posible que, a lo largo de tu emprendimiento, hayas tenido épocas donde aceleraste tanto que tuviste que parar para recoger fuerzas y reconectar con tu vida.
Desafortunadamente este proceso puede demorarse semanas o hasta meses e impacta elementos como tu energía, salud, familia y disposición de pelear por tu negocio. Es decir que al querer acelerar tu crecimiento y no tomar el tiempo de descansar como ser humano, tu mismo cuerpo acumula estrés que tarde o temprano se presenta bajo forma de depresión, enfermedad, problemas familiares o extremo cansancio que te exigen descansar y por lo tanto perder tiempo.
Este escenario puede haber sido el resultado de comprometerse con todas las oportunidades y proyectos que aparecen en el camino; de mantenerte buscando ideas y ejecutarlas lo ante posible para crecer tu negocio; de decirle “si” a todo el mundo; de quemar las etapas o simplemente querer adquirir la mayor cantidad de clientes posibles.
¿Pero será realmente la mejor manera de alcanzar tus objetivos?
En lugar de acelerar, quedarse sin aire y tener que esperar para recuperar fuerzas, ¿qué pasaría si caminaras y tomaras pequeñas acciones diariamente que van en pro de tu visión sin nunca agotarte?
Pues lograrías más cosas ya que no tendrías que parar para recuperar fuerzas. Y mejor aún: disfrutarías de tu emprendimiento y de tu vida que resultarían en una mayor eficiencia y un mejor rendimiento para tu negocio.
Pues es exactamente lo que puedes lograr cuando eres paciente y acoges la idea de que un negocio necesita tiempo para crecer. De hecho, esta idea nos lleva a un punto extremadamente importante. El de trabajar en pro de tu misión en lugar de correr detrás de tu visión. Es un concepto que encontrarás en el libro “El juego infinito” de Simon Sinek quien habla sobre lo importante de ver a tu negocio como un juego que juegas infinitamente en lugar de un proyecto que se debe llevar a cabo. Y eso sugiere que debes aprender a disfrutar del camino, sentirte conectado con tu misión y trabajar en pro de ella con paciencia.
Aquí podemos subrayar un error muy común. El de fijar una proyección o una visión muy ambiciosa en un tiempo corto. Es decir, querer lograr grandes cosas en un pequeño lapso. El problema aquí no es de fijar una meta ambiciosa, sino de no darle suficiente tiempo a tu negocio de lograrla. Y cuando construyes tu emprendimiento sobre una meta inalcanzable entonces te pones a ti mismo la vara muy alta y te presionas. Obviamente tener una visión es importante porque nos guía durante el camino, pero esta proyección no debería ser la razón de ser de tu negocio. Lo que realmente cuenta es cumplir con tu misión.
Por lo tanto, cuando aterrizas tu proyección y te regalas tiempo para alcanzarla con paciencia, entonces te quitas la presión de tener que correr y empiezas a caminar. Ese cambio de ritmo te permite regalarte tranquilidad, tener el tiempo de analizar tu negocio y encontrar maneras de fortalecerlo progresivamente. De hecho, el camino del emprendimiento se vuelve aún más agradable ya que puedes disfrutar de él e incluir momentos de ocio que una vida acelerada no te permitía tener. Mientras que si tu mente es enfocada en crecer constantemente y te comprometes con cualquier oportunidad entonces no tomas el tiempo de aprovechar del presente, cuidarte y consolidar tu emprendimiento.
Por ejemplo, tu afán de ser exitoso puede resultar en reinvertir constantemente tu caja sin nunca dejar un colchón para tu negocio; invertir muchos esfuerzos y dinero en marketing para acelerar la adquisición de clientes; sobre emplear personas constantemente para prever la llegada de nuevos clientes y por lo tanto reducir la rentabilidad de tu negocio; apuntar a la cantidad en lugar de la calidad etc. Son situaciones muy riesgosas que nacen de la intención de ser exitoso rápidamente pero que amenazan tu negocio.
Mientras que, si emprendes con paciencia y busca un crecimiento controlado y sostenible, reduces considerablemente el estrés en tu negocio, en tu vida y la de tus empleados quienes juegan un rol muy importante para tu éxito. Al reducir la presión obtendrás tiempo para hacer las cosas bien, organizar tu negocio, analizarlo, aprender de el y acumular pequeñas buenas acciones en el tiempo sin nunca tener que parar. Y de eso trata emprender con paciencia.