¿Se han pregunta que tanto la fotografía puede impactar las emociones de su audiencia? Pues lo que iba a ser el diario de hoy terminó siendo un artículo entero para hablar sobre el rol que juegan las texturas en la fotografía de alimentos y cómo estas pueden ayudarlos a antojar a su comunidad.
Este contenido nos llamó tanto la atención que decidimos incluirlo dentro de nuestro segundo libro que estamos actualmente escribiendo.
Hoy aprenderán que las texturas de los alimentos son lo que realmente inducen nuestros antojos y que la fotografía puede reactivar estos sentimientos y motivar sus clientes a consumir su producto.
Es un artículo que entra dentro de la ciencia humana y que profundizará el conocimiento de su cliente y lo que pasa dentro de su mente. Entonces si están a punto de contratar a un fotógrafo o una agencia para crear su contenido, les invitamos compartirles esta publicación e seguir las recomendaciones que encontramos mientras investigamos sobre el tema.
¡Gran noticia! Si creían que el sabor de la comida es lo que induce los antojos entonces puede que, como nosotros, se queden con la boca abierta… Después de notar que las fotografías que resaltan texturas como la grasa y lo crujiente generaban mayor interacción en redes sociales, quisimos investigar sobre el tema y entender la razón por la cual las personas se sienten más atraídas por este tipo de contenido. Al leer varios estudios, nos dimos cuenta de que lo que antoja a las personas no es necesariamente el sabor sino son las texturas de los alimentos y más precisamente lo que el mundo científico llama “la reología de la comida”.
La reología en sí es la ciencia que se ocupa de la deformación y el flujo de la materia cuando se aplica una dada presión. Es decir que la mayoría de las pruebas reológicas implican aplicar una fuerza a un material y medir su flujo o cambio de forma. Pues en el mundo de la comida, muchas de las propiedades de textura que los seres humanos perciben cuando consumen alimentos son en gran medida de naturaleza reológica.
En este caso la percepción de la textura de la comida se puede estimar con la masticación. Por ejemplo, la cremosidad, la jugosidad, suavidad, ternura, dureza son todos grados reológicos.
Pues según numerosos estudios, la reología de un alimento impacta la percepción de su sabor y el grado de antojo que podemos sentir en el futuro.
Tanto que hoy en día, las grandes empresas hacen uso de estas propiedades de texturas en sus mensajes de marketing utilizando palabras como crocante, untuoso, jugoso, derretido etc… Estas palabras se utilizan no solamente para connotar los aspectos de calidad del producto sino también hacer match con el estado de ánimo de los consumidores.
El libro “The Taming Of The Chew” escrito en 1998 por Denise Lamothe, comparte datos muy interesantes sobre cómo el estado de ánimo de las personas afecta su consumo de comida. Por ejemplo, la autora subraya que cuando una persona está enojada, tiene tendencia a buscar comidas crujientes, mientras que una persona que necesita consuelo o está aburrida busca comidas más cremosas y suaves. Podemos de hecho relatar la época de cuarentena del 2020 y cómo el consumo de las personas cambió buscando comidas calóricas para compensar por el estado de ansiedad y estrés que trajo consigo la covid-19…
Siguiendo con la idea de comprobar que las texturas impactan los hábitos de consumo de las personas, descubrimos que su cerebro está programado para adorar la sensación de grasa en su boca. En 2019, una investigación de resonancia magnética realizada en la Universidad de Oxford, demostró que la sensación aceitosa de la grasa en la boca ilumina una parte del cerebro que registra sensaciones agradables y, a su vez, puede impulsar la necesidad de comer más. Es decir que nuestro cerebro conecta el consumo de grasa con la sensación de placer.
Adicionalmente, según Muñoz, A y Civille, G (1987), números estudios comparten que la textura de una comida juega un rol mucho más importante que el mismo sabor y por lo tanto influye sobre la aceptación de la comida. Y eso no sucede únicamente en la boca, sino también en el tacto con las manos.
En 2017, un grupo de investigadores estudiaron si la aceptación de un alimento con una textura específica mejora después de la exposición al tacto con las manos. El estudio dividió un grupo de 66 niños (entre 3 y 10 años) en 2 y puso uno de los grupos a jugar con una sustancia gelatinosa, mientras que el otro jugaba con un juego de mesa. Después de la actividad los niños tuvieron la posibilidad escoger entre 3 diferentes postres: un yogur de fresa suave, un yogur de fresa con trozos y una gelatina de fresa. Pues, los resultados mostraron que los niños que jugaron con la textura gelatinosa comieron significativamente más del postre de gelatina comparado al otro grupo.
Todo eso para comprobarles el rol que juega la textura de la comida en la mente y acciones de los consumidores. Pues mientras que las grandes empresas juegan con las palabras para antojar al mercado, hoy deseamos subrayar lo importante que puede jugar la fotografía de alimentos al exponer estas texturas.
Crocante, untuoso, fresco, espeso, jugoso, helado, cremoso, cristalizado, grasoso, caramelizado, suave, derretido y gaseoso. Aparte de generar emociones, las palabras anteriores son algunas de las texturas que su restaurante puede comunicar a través de una fotografía de alimentos. Resaltar estas texturas en sus fotos y compartir este contenido en redes sociales puede aumentar considerablemente la medida en la que su marca llama la atención de las personas y antoja a su comunidad.
Simplemente porque la fotografía puede re-estimular las sensaciones de placer que las personas experimentaron cuando consumieron estas texturas. Eso explica también porque las fotografías con ingredientes en movimiento como una salsa que cae, un queso que se derrite o una torta que se parte, tienen tendencia a generar más interacciones en redes sociales. Son el perfecto reflejo de la reología del producto y de las sensaciones que las personas pueden percibir al consumirlo.
De hecho, el solo acto de visualizar un alimento mentalmente puede impactar el nivel de antojo de las personas. En 2019, un grupo de investigadores estudiaron a 314 participantes para identificar los estímulos que más conducen al antojo. Durante el estudio, los participantes fueron solicitados de:
Pues la investigación encuentra que el estímulo visual supera todos los otros estímulos. Es decir que al visualizar la comida mentalmente, los participantes sentían más antojos que imaginar su olor, sabor y sonido.
Entonces imagínense el poder que tiene una fotografía en la mente del consumidor…
Al resaltar las texturas de sus alimentos y hacer un buen uso de la luz, lograrán aumentar considerablemente el impacto que tiene su contenido en la mente de las personas. En terminos fotograficos eso sugiere hacer un excelente uso de la luz y buscar cómo crear mezclas entre altas luces y sombras que forman contrastes y resaltan las texturas. Es también la oportunidad de contratar a un maquillador de alimentos para resaltar estas sensaciones.
Y es lo que les invitamos a tomar en cuenta para el futuro: el rol de un restaurante debería de hacer uso de la reología para crear alimentos que se vean bien ante nuestros ojos y se sientan bien en la boca.
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